Para cocer marisco hace falta agua dulce, sal gorda marina, y una buena olla.
Cubrimos el marisco con agua salada. El agua de mar contiene aproximadamente 35 gramos por litro, pero a la dulce le añadirás 60g de sal gorda por litro.
No es conveniente cocer el marisco con agua recogida directamente del mar en una botella. Si quieres cocerlo con agua de mar, mejor cómprala envasada, es más cara, pero por lo menos es salubre. Dicho esto, si le añades sal al agua dulce, en nuestra opinión, es más que suficiente. El sabor a mar ya lo trae el crustáceo.
Utilizamos por tanto agua dulce, añadiendo sal gorda en una proporción de 60g por litro de agua, salvo para cocer los percebes que añadiremos 70-80g, y para cocer las gambas y langostinos, 50g.
Aconsejamos no utilizar el laurel en exceso, ya que puede enmascarar el sabor del marisco. Otra opción puede ser dejar hervir el agua unos 10 minutos con trozos de limón, lo que dará más brillo y mejor aspecto al marisco, además de potenciar su sabor. También podemos añadir algas secas, previamente deshidratadas, si queremos acentuar el sabor a mar.
Si el marisco está vivo, lo introducimos en agua fría con hielo (o en agua templada si quieres ir más rápido). Si tu cocina tiene un fuego fuerte, lo mejor es que lo pongas en agua fría a hervir. Si, por el contrario, el marisco está muerto, lo echamos en la olla cuando el agua esté hirviendo. El agua dejará de hervir al contacto con el marisco templado. Debes esperar a que vuelva a bullir para empezar a contar el tiempo de cocción. Siempre con las patas mirando hacia arriba para evitar que se rompan y entre agua en el caparazón. Los crustáceos pequeños, como los langostinos, gambas, camarones, etc., vivos o muertos, los echamos cuando el agua rompe a hervir.